sábado, 15 de octubre de 2011

Nueva Vida

Me estoy recién despertando. ¿Significa que estuve durmiendo? Pero estoy al medio de la calle, ¿Por qué estaba durmiendo acá?

Intento levantarme pero mi cuerpo no reacciona. Me duele, todo me duele. Me cuesta un poco pero logro mover las manos y de a poco los brazos. Los voy doblando lentamente hasta que logro poder sentarme. Me siento mareado y me duele la cabeza, bueno, todo el cuerpo para ser exacto. No sé qué pasa. Intento pensar y recordar pero no recuerdo nada de lo que pasó hasta hace unos días atrás. ¿Y qué hacía en el suelo al medio de una calle en plena noche? ¿Tuve un desmayo? ¿Me quedé dormido? ¿Y por qué me duele tanto el cuerpo?

Empiezo a mirar alrededor para identificar dónde estoy, pero no reconozco el lugar… o sí? La calle no es muy grande, hay muchas casas pero todas con las luces apagadas, no se alcanzan a divisar personas caminando ni autos transitando. Y extrañamente no se escucha ningún tipo de ruido, aunque creo también que mis oídos no está funcionando perfectamente bien.

Decido ponerme de pie pero me cuesta demasiado. Mi cuerpo está débil y no reacciona bien. Me afirmo en un poste que hay cerca de mí y logro lentamente ir levantándome. Pero en cuanto logro ponerme de pie, mi cuerpo tiembla, mis piernas se doblan y caigo al suelo. Esto es completamente ridículo, cómo no voy a poder hacer algo tan sencillo como mantenerme en pie. Afirmándome del mismo poste vuelvo a intentar pararme y me mantengo afirmado de él. Mi mente no reacciona muy bien pero me concentro en mis piernas hasta lograr que se queden firmes y pueda estar parado. Trato de ponerme a caminar pero me siento torpe, logro doblar solamente una rodilla y avanzo un par de metros simplemente arrastrando la otra pierna.

De repente siento un enorme alivio, veo al otro lado de la calle a una mujer, y la verdad ya me estaba empezando a preocupar la falta de personas. La mujer está corriendo, luce asustada, pero no sé por qué. Lleva puestos unos tacos, que le dificultan la forma de correr, hasta que en un momento se dobla un pie y cae. Pienso en ir a ayudarla pero me doy cuenta que, por el mismo camino por el que venía ella, se acerca lentamente un hombre caminando, que curiosamente camina casi de la misma forma que yo hace unos momentos. Pienso que él va a ayudarla a levantarse y ver si está bien, pero en cuanto ella lo ve se pone rápidamente de pie y con una expresión de dolor en el rostro, camina lo más rápido que puede alejándose de él. Pero el pie que se dobló no está bien y se le nota, no puede avanzar muy rápido y el hombre logra alcanzarla. Torpemente la toma del brazo, la arroja al suelo y se lanza encima de ella. La mujer da un grito tremendo cuando él hombre se le acerca y le algo que me deja completamente horrorizado.

El hombre la mordió en el cuello y le arrancó un pedazo completo, mientras lo masticaba con fuerza. Luego sigue haciendo lo mismo numerosas veces, a veces tragando los pedazos o solamente saca más mientras los otros se caen de su boca, mientras la mujer grita desesperadamente. Intento gritar algo a él para hacer que se detuviera o a alguien para pedir ayuda, pero lo único que sale de mi boca es un sonido gutural que ni siquiera logra formar palabra alguna.

Todo empieza a juntarse en mi cabeza, la escena que está ocurriendo al frente de la calle, el dolor en todo mi cuerpo, mi dificultad para moverme y mi incapacidad de hablar, todo se junta y no logro concentrarme en nada específico. Pero sin darme cuenta surge una idea entre todas las demás, una idea casi insignificante en la que no me había fijado y que me deja totalmente helado. No puedo sentir los latidos de mi corazón. Intento dejar mi mente en blanco para escuchar algo e incluso toco mi pecho, pero no siento absolutamente nada.

Y en ese momento, como un golpe, todo llega a mi cabeza. Lo recuerdo todo. En la televisión alertaban sobre una peligrosa infección, y mientras pasaban los días mostraban su desarrollo y contaban que se comenzaba a extender, aconsejando evitar salir a la calle a menos que fuera totalmente necesario. No hice caso y fui a trabajar, pero cuando iba de regreso a mi casa, no sé cómo ni en qué momento me mordieron. Fue un dolor indescriptible pero logre salir corriendo hasta terminar desmayándome del dolor. Lentamente toco mi cintura y espantado me doy cuenta de que me falta un enorme pedazo. Pero no importa, no siento absolutamente nada ya. Ni siquiera me di cuenta de que estoy caminando hacía la vereda de enfrente, y ni siquiera puedo detenerme... o no quiero? Ahí el hombre sigue devorando a esa mujer que ahora yace muerta en el suelo. En mi mente solo tengo la idea de imitar lo que él está haciendo, pero no quiero hacerlo. Mi cabeza se está nublando, y no logro sentir bien mis pensamientos, sólo puedo pensar ahora en un hambre increíblemente grande que urgentemente necesito saciar, y hay comida suficiente para los dos.

(Imágenes: Peerro - Deviantart / Mauricio Herrera)